Artículo escrito por Diego Molina Moreira
Comunicador del SINDEU
Foto de archivo del SINDEU
Costa Rica viene viviendo desde la década de 1980 el avance de políticas neoliberales que buscan debilitar el Estado Social de Derecho, en detrimento de la clase trabajadora del país.
Es en este contexto de “contrarreforma” neoliberal que desde SINDEU, a través del presente artículo, echamos una mirada hacia cuál ha sido el papel que el sindicalismo ha jugado a nivel histórico en las luchas sociales de nuestro país, y reflexionamos sobre cuáles son los principales desafíos que debemos enfrentar en la búsqueda de una sociedad más equitativa.
¿Cuál ha sido el rol que el sindicalismo ha jugado en la defensa de los derechos laborales en Costa Rica?
En nuestro país el sindicalismo comenzó a caminar en las primeras décadas del siglo XX, como resultado de un proceso histórico que arrancó desde el decenio de 1870.
“La primera forma de organización obrera en el país fueron los gremios, constituidos por ordenanza del Estado para regular la práctica profesional de los mineros, médicos, dentistas, abogados, trabajadores portuarios, carreteros, entre otros. El objetivo de la corporación gremial era agrupar a las personas de un mismo oficio para que ejercieran sus labores bajo ciertos reglamentos o estatutos, con el fin de regular la actividad profesional y lograr beneficios comunes”, según explica Víctor Artavia Quirós en el artículo Cronología histórica del sindicalismo costarricense.
Posteriormente, surgieron las sociedades mutualistas, a partir de 1874, con la Sociedad de Artesanos de San José. La tarea que cumplían era fomentar la solidaridad para ayudarse entre los trabajadores ante las necesidades materiales, a través de cajas de ahorro colectiva y de compañía en los momentos más trágicos de su vida personal o familiar.
Sin embargo, como señala Artavia, “a pesar de ser una forma de organización independiente, no planteó ningún tipo de exigencia contra el Estado o las patronales; se fundamentaba en la estabilidad laboral para que los trabajadores y trabajadoras aportaran al fondo común para ayudarse entre sí”.
Las primeras acciones reivindicativas se dieron en el país con la influencia de trabajadores extranjeros que llegaron al país durante la construcción del ferrocarril al Atlántico, quienes traían consigo la tradición de lucha obrera y protagonizaron diversas huelgas en reclamo de mejores condiciones laborales.
A inicios del siglo XX comenzaron a surgir las primeras organizaciones de trabajadores y trabajadoras, las cuales fueron influenciadas en un primer momento por el pensamiento anarquista proveniente de Europa. Tal fue el caso de la Confederación General de Trabajadores (CGT), fundada en 1913.
“De esta etapa destacan dos huelgas. Primero, la huelga política de 1918 contra la dictadura de Tinoco, donde maestras y estudiantes de secundaria jugaron un rol clave en defensa de las libertades democráticas. Segundo, la huelga general de 1920 por medio de la cual se conquistó la jornada de 8 horas laborales tras veinte años de exigencia. Esta lucha fue protagonizada por ebanistas, carpinteros, panaderos, mineros, empleados públicos, las obreras de la fábrica El Laberinto, la fábrica de Licores”, señala Artavia en su artículo.
Si bien en un primer momento la influencia anarquista predominó en los sindicatos, la historiadora Marielos Aguilar Hernández explica que muy pronto entraron en contacto con el pensamiento marxista. “En 1931 se funda el Partido Comunista. Desde entonces hasta los años 40 fueron orientados casi únicamente por el Partido Comunista”.
Durante esa etapa se alcanzó una tasa de sindicalización del 38%, siendo el porcentaje más alto en la historia del país.
“Cabe destacar la huelga bananera (de 1934) contra la UFCO, en la cual participaron miles de obreros bananeros que paralizaron Limón entre agosto y setiembre, exigiendo la jornada de seis horas para labores rudas, eliminación del trabajo a destajo, fijación del salario mínimo, pago de horas extras, viviendas dignas para familias trabajadoras, extensión de la Ley de Accidentes de Trabajo, reconocimiento del sindicato, etc.”, indica Artavia en su artículo.
Ya entrada la década de 1940 el sindicalismo tuvo un rol fundamental en la conquista de las Garantías Sociales en el país, entre las que destacan la creación del Código de Trabajo, así como la creación de la Caja Costarricense del Seguro Social e incluso de la Universidad de Costa Rica.
“Siempre se ha hablado de la alianza entre (el presidente Rafael Ángel) Calderón Guardia, el Partido Comunista liderado por Manuel Mora y la Iglesia Católica liderada por Monseñor Sanabria. Aunque la historia lo sintetiza en esas tres personas, lo que estaba detrás era el movimiento obrero, el bananero que era el más organizado, pero también el artesanal, los zapateros, la litografía, los panaderos, que estaban sindicalizados bajo la conducción del Partido Comunista. No se puede obviar el peso del movimiento sindical, aunque la historia lo ha tratado de borrar”, opina Jorge Coronado Marroquín, quien es asesor sindical de diversos sindicatos de Costa Rica y América Latina.
Coronado señala que fue gracias al movimiento obrero que no hubo retrocesos en las Garantías Sociales tras la Guerra Civil de 1948, en la que el calderonismo resultó derrotado. Aquel fue el comienzo de un período complejo para el sindicalismo, pues el gobierno de facto resultante de la Guerra, la Junta Fundadora de la Segunda República disolvió hasta el 80% de los sindicatos existentes por su vinculación con el Partido Vanguardia Popular (heredero del Partido Comunista).
“La década del setenta se caracterizó por el desarrollo de procesos revolucionarios en Centroamérica (Nicaragua, El Salvador y Guatemala), el ascenso del movimiento obrero y un clima de radicalización de la juventud a nivel internacional. Además, hubo una recuperación de la tasa de sindicalización, la cual pasó de 2,6% en 1963 al 10,9% en 1973 y 15% en 1980”, afirma Víctor Artavia en su recuento histórico.
A esto el autor añade que “en 1971, tras 15 días de huelga, los bananeros lograron la primera convención colectiva del país, lo cual marcó un nuevo punto de quiebre para la lucha sindical, pues en adelante los sindicatos se abocaron a luchar por convenciones colectivas: se firmaron 427 convenciones entre 1973-1983.”
Fue en este contexto que el Sindicato de Empleados de la Universidad de Costa Rica (SINDEU) nació en 1970. “El SINDEU se funda en momentos en que los sindicatos se han satanizado en Costa Rica, por la política represiva de los patronos y la falta de interés de los gobiernos de turno”, según se explica en el sitio web del sindicato.
Desde la década de 1980 hasta el presente el giro neoliberal en las políticas públicas ha representado una lucha constante tanto para los sindicatos como para todos los movimientos sociales del país, ante gobiernos que buscan menoscabar los derechos laborales y traerse abajo las Garantías Sociales, a su vez que debilitar el Estado Social de Derecho.
“Hoy más que nunca nos enfrentamos a un reto sumamente importante y yo diría delicado ante una coyuntura neoliberal que está atacando por todos los “nortes”, buscando la privatización de la educación, la salud y de los servicios públicos; en síntesis del Estado Social de Derecho. Toda la Costa Rica con que nosotros crecimos; la CCSS que ha sido vanguardia y que ha cuidado de nosotros desde muy niños; las Universidades Estatales que forman profesionales de calidad con conciencia social; lo quieren ver como unas simples máquinas, sólo para satisfacer intereses neoliberales en busca de mano de obra barata”, fueron las palabras del Secretario General del SINDEU, Hariold Chavarría durante un foro titulado“Los 52 años en resistencia permanente por los derechos laborales del SINDEU” (puede conocer los detalles de la actividad aquí)
Para la historiadora Marielos Aguilar, la importancia histórica esencial del sindicalismo en Costa Rica “fue el hecho de haber dado inicio a la defensa colectiva de los derechos de los trabajadores. Supone el desarrollo de una conciencia de clase, que supera la conciencia y los intereses puramente individuales.”
“Otro punto que también es importante en la historia de los sindicatos, es el hecho de que se convirtieron en instituciones garantes en la conquista de la democracia económica en el país. Lograron una mejor distribución de la riqueza a través de sus luchas, sus huelgas, sus pliegos y posteriormente con las garantías sociales en los cuarenta”, agrega Aguilar.
¿Cuál es la importancia de las Convenciones Colectivas y por qué debemos defenderlas?
Como se mencionó, la creación de la primera Convención Colectiva en 1971 marcó un punto de inflexión en la lucha obrera en el país. Pero, ¿por qué son tan relevantes estas convenciones?
Para el asesor sindical Jorge Coronado, “la razón de ser de un sindicato es el convenio colectivo. Es la negociación del convenio colectivo. No es contar con un centro de recreo, no es tener un local, ni ver conflictos individuales. Es la oportunidad de la negociación colectiva. Porque lo que permite es la negociación de mejores condiciones laborales, salariales, de clima de trabajo, garantizar una mejora en derecho laboral”.
Uno de los aspectos fundamentales es que las Convenciones Colectivas tienen carácter de ley, según lo estipula la Constitución Política, por lo que dan garantías jurídicas y legales a los derechos de las personas trabajadoras.
“El código de trabajo es el piso mínimo de derechos, y la Convención Colectiva, lo que busca es superar ese piso mínimo. En ese sentido es que hay que entender porqué en estos últimos años se ha tratado de satanizar con tanta virulencia por las élites políticas y los sectores neoliberales, de atacar la negociación colectiva. Ellos quisieran que los únicos derechos laborales sean esos mínimos establecidos en el código de trabajo. Por eso dicen que son privilegios”, afirma Coronado.
Es por ello que uno de los mayores logros que ha tenido SINDEU ha sido la creación y defensa desde 1978 de la Convención Colectiva, siendo la segunda en legalizarse a nivel nacional.
Sin embargo, el contexto político actual viene dificultando cada vez más las negociaciones de este tipo en el país.
“La defensa de las convenciones colectivas requieren formación política sólida por parte de las organizaciones sindicales. Habría que reconocer que en este momento los partidos políticos de la clase trabajadora brillan por su ausencia. Ahora las condiciones obligan que sea el propio sindicato el que forme a sus bases, teniendo claridad que son organizaciones políticas y reivindicativas, porque tienen que luchar contra las instancias del poder. El sindicato debe enfrentarse al poder del Estado, de la asamblea legislativa e incluso el Poder Judicial. Esa lucha implica estrategia y claridad”, opina la historiadora Aguilar.
Desafíos actuales del sindicalismo en Costa Rica
El asesor sindical Jorge Coronado considera que el país viene sufriendo una “contrarreforma” neoliberal, que se profundizó desde el gobierno anterior, de Carlos Alvarado y el Partido Acción Ciudadana, con la aprobación de la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas (#9635), la eliminación del Consejo Nacional de Salarios, que era el espacio donde se negociaban las fijaciones de aumentos salariales, y la ley conocida como “ley antihuelgas” (#9808).
“Por ejemplo la ley 9635 del “combo fiscal” puso restricciones de temas que no se pueden negociar, como cosas salariales, no se pueden crear complementos o incentivos, no se pueden negociar aspectos que tengan implicaciones presupuestarias en la institución, no se pueden negociar vacaciones. Son restricciones de negociación para el sector público, que incluso la Organización Internacional del Trabajo considera excesivas y por eso hay varias denuncias de sindicatos en la Corte Interamericana de Derechos Humanos contra aspectos que se prohíben”, comentó Coronado.
“Tenemos todos esos elementos, que han venido minando y golpeando al movimiento sindical. Este nuevo gobierno apunta a que va a profundizar esa agenda anti laboral, esa contrarreforma. Por ejemplo, ya tienen el proyecto de jornadas 4×3, que elimina la jornada de 8 horas y la amplía a 11 horas y media en materia diurna y 10 y media en nocturna. Ahí vemos uno de los aspectos fundamentales del código de trabajo como es la jornada laboral como la quieren expandir. Está también la regla fiscal, que establece congelamiento salarial. Está la ley de empleo público que profundiza estas restricciones”, agregó el asesor sindical.
Desde el punto de vista de la historiadora Aguilar, los sindicatos deben visualizar al neoliberalismo como su enemigo fundamental y por eso es importante que fomenten el diálogo con movimientos sociales, ambientalistas, feministas, entre otros.
“El sindicato se tiene que articular, porque solo no gana esta lucha tan fuerte, tan vasta, tan desafiante que plantea el neoliberalismo actual. Para fomentar ese diálogo tienen que ser capaces de estudiar y decidir con quienes deben trabajar la unidad. Las organizaciones sindicales deben ser parte de un frente general de unidad”, opina la historiadora.
Por su parte, el Secretario General del SINDEU, afirmó que “52 años después de su existencia, el SINDEU, como los otros sindicatos del sector público deberían de revisar críticamente sus objetivos de reivindicación en el ámbito laboral y político a la luz de los nuevos fenómenos del siglo 21 para poder superar un peso importante que ha tenido a lo largo de la historia que es la visión gremialista de la tarea y la lucha sindical”.
Es por ello que ante el contexto de contra reforma neoliberal, que desde SINDEU consideramos que es de suma importancia traer al presente la importancia que el sindicalismo ha tenido a nivel histórico en la defensa de los derechos laborales y las Garantías Sociales en el país, lo cual nos permite afirmar que el sindicalismo no sólo permanece vigente, sino que también resulta fundamental en la lucha por una Costa Rica más equitativa.
“Aunque la lucha es grande, el sindicalismo tiene la oportunidad para ponerse al frente de este malestar que la gente tiene y garantizar revertir y derrotar a estas élites que quieren que la crisis caiga exclusivamente en los hombros de la clase trabajadora. Entenderse como el actor político más importante a nivel de la sociedad costarricense que logre aglutinar a diversos sectores para enfrentar la grave crisis que estamos viviendo” concluyó el asesor sindical Jorge Coronado Marroquín.